Osteopatía Obstétrica

Dar movilidad a todos los tejidos abdominales, liberar todos los nexos de unión entre órganos, elastificar los músculos de la pared abdominal para que el crecimiento del feto no produzca dolores al estirarse la piel, creando estrías a posteriori.

En los primeros meses aliviar dolores de espalda debido al cambio de gravedad y dolores digestivos y respiratorios debido al cambio de tamaño del útero, produciendo tensiones en los tejidos que los unen.

Del 3º al 8º mes de gestación, comienza la retención de líquidos, problemas de circulación y calambres en las piernas. Por ello la osteopatía, sirve de gran ayuda para aliviar tensiones en el sistema linfático y vascular para su correcto funcionamiento.

A partir del 8º mes, la osteopatía obstétrica no tiene ninguna contraindicación en el embarazo, siempre que éste no sea un embarazo de riesgo. La osteopatía obstétrica prepara a la mujer tanto psicológicamente como físicamente para un buen parto. 

Llega el parto y  la atención pasa a centrarse casi exclusivamente en el bebé. La mujer entra en una nueva fase en la que su cuerpo se convierte en un desconocido con el que convive. Pero el organismo de la madre sigue cambiando y transformándose para adaptarse a todo lo que trae consigo el bebé: la lactancia, el descanso breve e interrumpido, la crianza, etc.

La osteopatía en el embarazo trata la  pérdida general del tono muscular, especialmente en la zona de la vagina; laxitud abdominal; pérdida de peso; fluctuaciones hormonales; y, en algunos casos, alteraciones de la vejiga.

Aunque la atención esté centrada en el bebé, es imprescindible que la madre dedique algún tiempo a notar estos cambios y a seguir un plan de recuperación que evite, en lo posible, el bloqueo o limitación del cuerpo y de sus capacidades.